Señor Nuestro, necesitamos del soplo de tu Espíritu, para que en el atardecer del Sínodo nos encontremos hermanados en el Amor.
Concédenos Señor, la gracia de la docilidad del corazón, tantas veces violentado en su dignidad, para perdonar y pedir perdón y así, animarnos a ser la iglesia que Vos Señor, soñas para este tiempo.
María Santísima, acoge bajo tu manto nuestras intenciones sinodales y muéstranos el camino de la entrega amorosa y comprometida, donde la escucha, la ternura y la cercanía sean el bálsamo de tantos corazones sedientos de Dios.
Que así sea
Verónica Elvira Antonielli, Buenos Aires, Argentina